domingo, 12 de septiembre de 2010

El peor analfabeto es el analfabeto político, por Bertolt Brecht.

El peor analfabeto es el analfabeto político No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.

Bertolt Brecht.

Único discurso de Antonio Gramsci como diputado Italiano, 1925.

Antonio Gramsci, como diputado Italiano.

-INTERVENCION EN LA CAMARA DE DIPUTADOS EL 16 DE MAYO DE 1925-

Desde el 26 de noviembre los diputados comunistas, tras haber rechazado la oposición burguesa su propuesta de transformar el grupo del Aventino en un "Antiparlamento", habían vuelto a la cámara para utilizarla como foro de propaganda. Les había precedido el 12 de noviembre el diputado comunista Repossi, que, en representación del P.C.d'I., leyó una declaración sobre el asesinato de Matteotti (la cámara fascista celebraba aquel día una sesión necrológica por el asesinado) que era del siguiente tenor: "Desde que el mundo es mundo, no se había visto nunca a los asesinos conmemorar a su víctima".

Presidente:

Tiene la palabra Su Señoría Gramsci.

Gramsci:

El proyecto de ley contra las sociedades secretas se ha presentado a la Cámara como proyecto contra la masonería; es el primer acto real del fascismo para afirmar lo que el Partido Fascista llama su revolución. Nosotros, como Partido Comunista, queremos precisar no sólo el porqué de la presentación de este proyecto de ley contra las organizaciones en general, sino también lo que significa el que el Partido Fascista presente la ley como predominantemente orientada contra la masonería.

Nosotros nos contamos entre los pocos que se tomaron en serio el fascismo, ya cuando éste no parecía ser más que una farsa sangrienta, cuando a propósito del fascismo solían repetirse simplemente los tópicos sobre la "psicosis de guerra", cuando todos los partidos intentaban adormecer a la población trabajadora presentando el fascismo como un fenómeno superficial de breve duración.

En noviembre de 1920 previmos que el fascismo llegaría al poder --cosa entonces inconcebible para los mismos fascistas-- si la clase obrera no conseguía frenar a tiempo, con las armas, su avance sangriento [69].

69 Cfr., entre los textos recogidos en esta antología, Por una renovación del P.S.I. (8 de mayo de 1920) y El Partido Comunista (4 de noviembre de 1920).

El fascismo, pues, afirma hoy prácticamente que quiere "conquistar el Estado". ¿Qué significa esa expresión, convertida hoy en lugar común? ¿Y qué significado tiene en ese sentido la lucha contra la masonería?

Como pensamos que esta fase de la "conquista fascista" es una de las más importantes que ha atravesado el Estado italiano, creemos necesario --por lo que hace a nosotros, que sabemos que representamos los intereses de la gran mayoría del pueblo italiano, los obreros y los campesinos-- un análisis de la cuestión, aunque sea rápido.

¿Qué es la masonería? Habéis charlado mucho sobre el significado espiritual de la masonería, sobre las corrientes ideológicas que representa, etc.; pero todo eso son formas de expresión de las que os servís simplemente para engañaros los unos a los otros sabiendo perfectamente que os engañáis.

La masonería, dado el modo como se ha constituido en Italia y dada la debilidad inicial de la burguesía capitalista italiana, ha sido el único partido real y eficaz que ha tenido la clase burguesa durante mucho tiempo. No hay que olvidar que poco menos de veinte años después de la entrada de los piamonteses en Roma se disolvió el Parlamento, y que el cuerpo electoral se redujo de casi tres millones de electores a ochocientos mil.

Esa fue la confesión explícita, por parte de la burguesía, de que era una ínfima minoría de la población, puesto que al cabo de veinte años de unidad se veía obligada a recurrir a los medios de dictadura más extremos para mantenerse en el poder, para aplastar a sus enemigos de clase, que eran los enemigos del Estado unitario.

¿Quiénes eran esos enemigos? Lo era, ante todo, el Vaticano, lo eran los jesuitas, y habrá que recordar a S.S. el diputado Martire que junto a los jesuitas que visten sotana están los jesuitas laicos, los cuales no llevan insignia especial alguna que indique su orden religiosa.

En los primeros años posteriores a la fundación del Reino, los jesuitas declararon explícitamente, en toda una serie de artículos publicados por la Civiltà Cattolica, cuál era el programa político del Vaticano y de las clases que entonces estaban representadas por el Vaticano, o sea, las viejas clases semifeudales tendencialmente borbónicas en el sur y tendencialmente austriacas en Lombardía y en el Véneto, fuerzas sociales numerosísimas que la burguesía capitalista no ha conseguido contener nunca, aunque en el período del Risorgimento la burguesía representara un progreso y un principio revolucionario. Los jesuitas de la Civiltà Cattolica --o sea, el Vaticano-- se proponían como primer objetivo de su política el sabotaje del Estado Unitario por medio del abstencionismo parlamentario, el frenar el Estado liberal en todas las actividades que pudieran corromper y destruir el viejo orden; como segundo objetivo, se proponían la creación de un ejército rural de reserva que oponer al avance del proletariado, puesto que desde el 71 los jesuitas preveían que, dado el terreno de la democracia liberal, nacería un movimiento proletario que luego se desarrollaría en movimiento revolucionario.

Su Señoría Martire ha declarado hoy que finalmente se ha conseguido la unidad espiritual de la nación italiana a costa de la masonería.

Pero como en Italia la masonería ha representado la ideología y la organización real de la clase burguesa capitalista, el que está contra la masonería está contra el liberalismo y contra la tradición política de la burguesía italiana. Las clases rurales que en el pasado estaban representadas por el Vaticano están representadas hoy sobre todo por el fascismo; por tanto, es lógico que el fascismo sustituya al Vaticano y a los jesuitas en la tarea histórica para cuyo cumplimiento las clases más atrasadas de la población someten a su control la clase que ha sido progresiva en el desarrollo de la civilización; eso es lo que significa la conseguida unidad espiritual de la nación italiana, la cual habría sido un progreso hace cincuenta años, pero hoy es, en cambio, el más grande fenómeno de regresión... [Interrupciones].

La burguesía industrial no ha sido capaz de frenar el movimiento obrero, no ha sido capaz de controlar ni el movimiento obrero ni el movimiento rural revolucionario. La primera consigna, instintiva y espontánea, del fascismo tras la ocupación de las fábricas fue, por eso mismo, la siguiente: "Los rurales controlarán a la burguesía urbana, que no sabe ser fuerte contra los obreros".

Si no me engaño, ésa no era entonces la tesis de Su Señoría Mussolini, que entre el fascismo rural y el fascismo urbano decía preferir el urbano...

Mussolini, presidente del Consejo de ministros:

Necesito interrumpir para recordar un artículo mío de encendido elogio del fascismo rural, en los años 1921-22.

Gramsci:

Pero éste no es un fenómeno puramente italiano, aunque en Italia, por la mayor debilidad del capitalismo, ha tenido su desarrollo máximo; es un fenómeno europeo y mundial, de extrema importancia para comprender la crisis general de la posguerra, tanto en el terreno de la actividad práctica cuanto en el dominio de las ideas y de la cultura. La elección de Hindenburg en Alemania, la victoria de los conservadores en Inglaterra, con la liquidación de los respectivos partidos liberales democráticos, son lo que corresponde al movimiento fascista italiano; las viejas fuerzas sociales, originariamente anticapitalistas, coordinadas con el capitalismo, pero no completamente absorbidas por éste, han conseguido imponerse en la organización de los Estados, introduciendo en la actividad reaccionaria todo el fondo de ferocidad y de decisión despiadada que ha sido siempre su característica; pero en sustancia se trata de un fenómeno de regresión histórica que no deja ni dejará de tener consecuencias para el desarrollo de la revolución proletaria.

Examinada desde este punto de vista la presente ley contra las asociaciones, ¿será una fuerza, o bien estará destinada a ser vano objeto de burla? ¿Corresponderá a la realidad, podrá ser el instrumento de una estabilización del régimen capitalista, o será sólo un nuevo y perfeccionado instrumento confiado a la policía para facilitar la detención de fulano o mengano?... El problema, por tanto, es el siguiente: la situación del capitalismo en Italia, ¿se refuerza o se debilita, después de la guerra, con el fascismo? ¿Cuáles eran las debilidades de la burguesía capitalista italiana antes de la guerra, debilidades que han llevado a la creación de aquel determinado sistema político masónico que existía en Italia y ha tenido su desarrollo mayor en el giolittismo? [70]. Las debilidades máximas de la vida nacional italiana eran ante todo la falta de materias primas, o sea, la imposibilidad en que estaba la burguesía de crear en Italia una industria que tuviera raíces profundas en el país y que pudiera desarrollarse progresivamente, absorbiendo la mano de obra excesiva. En segundo lugar, la falta de colonias vinculadas a la metrópoli, y, por tanto, la imposibilidad para la burguesía de crear una aristocracia obrera que pudiera ser aliada permanente de la burguesía misma. Tercero, la cuestión meridional, o sea, la cuestión de los campesinos, íntimamente relacionada con el problema de la emigración, que es la prueba de la incapacidad de la burguesía italiana para mantener... [Interrupciones].

70 Giovanni Giolitti, 1842-1928, varias veces jefe del gobierno y/o ministro, una de las principales figuras de la política italiana de la época. Gramsci lo suele ver como última encarnación del "transformismo", esto es, del paso de políticos de origen izquierdista a la política conservadora. Giolitti, que amplió considerablemente el voto en Italia, influyó también en la vuelta del Vaticano a la política italiana y en la evolución reformista de la socialdemocracia del país. Durante su última estancia en el poder ocurrieron los hechos de Turín de 1920. Y con la creación del "bloque de: orden" facilitó el acceso de los fascistas al poder.

Mussolini:

También han emigrado los alemanes por millones.

Gramsci:

El significado de la emigración en masa de los trabajadores es éste: el sistema capitalista, que es el sistema predominante, no es capaz de dar alimento, vivienda y vestido a la población, y una parte no pequeña de ésta se ve obligada a emigrar...

Rossoni:

Por tanto, la nación tiene que expansionarse en interés del proletariado.

Gramsci:

Nosotros tenemos nuestra concepción del imperialismo y del fenómeno colonial: según ella, esos fenómenos son ante todo una exportación de capital financiero. Hasta ahora, el "imperialismo" italiano no ha consistido más que en lo siguiente: el obrero emigrado italiano trabaja en beneficio de los capitalistas de otros países, o sea, Italia no ha sido hasta ahora más que un medio para la expansión del capital financiero no italiano. Vosotros estáis constantemente regurgitando las más pueriles afirmaciones acerca de una pretendida superioridad demográfica de Italia sobre los demás países; constantemente decís, por ejemplo, que Italia es demográficamente superior a Francia. Esta es una cuestión que no pueden resolver concluyentemente más que las estadísticas, y a veces me ocupo de estadísticas; ahora bien, una estadística publicada en la posguerra y nunca desmentida, porque no puede serlo, muestra que antes de la guerra Italia se encontraba desde el punto de vista demográfico en la misma situación en que ha caído Francia ahora después de la guerra; esto se debe al hecho de que la emigración se lleva del territorio nacional una masa tal de población masculina productivamente activa que las relaciones demográficas llegan a ser catastróficas.

En el territorio nacional se quedan los viejos, las mujeres, los niños y los inválidos, o sea, la parte de población pasiva que grava sobre la población trabajadora, y ello en medida superior a la de cualquier otro país, incluida Francia. Esta es la debilidad fundamental del sistema capitalista italiano, y por ella el capitalismo italiano está destinado a desaparecer tanto más rápidamente cuanto menos funcione el sistema capitalista mundial en la absorción de la emigración italiana, en la explotación del trabajo italiano que nuestro propio capitalismo es incapaz de encuadrar.

¿Cómo han intentado resolver esos problemas los partidos burgueses, la masonería?

Conocemos en la historia italiana de los últimos tiempos dos planes políticos de la burguesía para resolver la cuestión del gobierno del pueblo italiano. Hemos visto la práctica giolittiana, el colaboracionismo del socialismo italiano con el giolittismo, o sea, el intento de fundar una alianza de la burguesía industrial con una cierta aristocracia obrera del norte para oprimir y someter a esa formación burguesa-industrial las masas de los campesinos italianos, especialmente del sur. El programa no tuvo éxito. Efectivamente, en la Italia del norte se empieza por constituir una coalición burguesa-proletaria a través de la colaboración parlamentaria y de la política de obras públicas en relación con las cooperativas, y en la Italia del sur se corrompe la capa dirigente y se domina la masa con los maceros... [Interrupciones del diputado Greco]. Vosotros, fascistas, habéis sido los artífices mayores del fracaso de ese plan político, porque habéis llevado al nivel de una misma miseria a la aristocracia obrera y a los campesinos pobres de toda Italia.

Y hemos visto también el programa que podemos llamar del Corriere della Sera, periódico que representa una fuerza nada despreciable de la política nacional; 800.000 lectores son ya un partido.

Voces:

Menos...

Mussolini:

¡La mitad! Y, además, los lectores de periódicos no cuentan. No han hecho nunca una revolución. Los lectores de periódicos se equivocan siempre.

Gramsci:

El Corriere della Sera no quiere hacer la revolución.

Farinacci:

¡Ni L'Unità tampoco!

Gramsci:

El Corriere della Sera ha sostenido sistemáticamente a todos los hombres políticos del sur, desde Salandra hasta Orlando, Nitti y Amendola; frente a la solución giolittiana, de opresión no sólo de clase, sino hasta de territorios enteros, como el sur y las islas, y no menos peligrosa que el actual fascismo para la misma unidad material del Estado italiano, el Corriere della Sera ha propugnado siempre una alianza de los industriales del norte con una cierta y vaga democracia rural predominantemente meridional y en el terreno del librecambismo. Ambas soluciones tendían esencialmente a dar al Estado italiano una base más amplia que la inicial, tendían a desarrollar las "conquistas" del Risorgimento.

¿Qué oponen los fascistas a esas soluciones? Oponen hoy eso que llaman ley contra la masonería; dicen que con eso quieren conquistar el Estado. En realidad, el fascismo lucha contra la única fuerza organizada eficazmente que ha tenido la burguesía en Italia, para suplantarla en la ocupación de los puestos que el Estado da a sus funcionarios. La revolución fascista no es más que la sustitución de un personal administrativo por otro.

Mussolini:

De una clase por otra, como ha ocurrido en Rusia, como ocurre normalmente en todas las revoluciones, como haremos nosotros metódicamente [Aplausos].

Gramsci:

Sólo es una revolución la que se basa en una nueva clase. El fascismo no se basa en ninguna clase que no estuviera ya previamente en el poder...

Mussolini:

¡Pero si gran parte de los capitalistas está en contra de nosotros, si le puedo citar grandísimos capitalistas que votan contra nosotros, que están en la oposición: los Motta, los Conti...!

Farinacci:

¡Y que dan subsidios a los periódicos subversivos!

Mussolini:

La gran banca no es fascista, y usted lo sabe [Rumores].

Gramsci:

La realidad es, pues, que la ley contra la masonería no es una ley principalmente dirigida contra la masonería: el fascismo llegará fácilmente a un compromiso con los masones.

Mussolini:

¡Los fascistas han quemado las logias de los masones antes de redactar esta ley! Por tanto, no hace falta ningún compromiso.

Gramsci:

El fascismo aplica a la masonería, intensificándola, la misma táctica que ha aplicado a todos los partidos burgueses no fascistas: en una primera fase crea un núcleo fascista en esos partidos; en un segundo período intenta tomar de los demás partidos las mejores energías que le convenían, cuando no consigue obtener el monopolio que buscaba.

Farinacci:

¿Y nos llamáis tontos?

Gramsci:

Para demostrar no serlo tendríais que ser capaces de resolver los problemas de la situación italiana...

Mussolini:

Los resolveremos. Ya hemos resuelto bastantes.

Gramsci:

El fascismo no ha conseguido siquiera realizar la absorción de todos los partidos en su organización. Con la masonería ha utilizado la táctica política del noyautage, luego el sistema terrorista del incendio de las logias, y ahora utiliza la acción legislativa, con la cual determinadas personalidades de la gran banca y de la alta burocracia acabarán por ponerse en fila con los dominadores para no perder sus puestos; pero, con la masonería, el gobierno fascista tendrá que llegar a un compromiso. ¿Qué se hace cuando un enemigo es fuerte? Primero se le quiebran las piernas, y luego se llega al compromiso en condiciones de superioridad evidente.

Mussolini:

Primero se le parten los huesos, luego se le hace prisionero, como habéis hecho en Rusia. Habéis hecho vuestros prisioneros, los conserváis y os son útiles [Rumores].

Gramsci:

Hacer prisioneros significa precisamente llegar al compromiso: por eso decimos que en realidad la ley está pensada especialmente contra las organizaciones obreras. Preguntamos por qué desde hace varios meses, y sin que el Partido Comunista haya sido declarado asociación delictiva, los guardias detienen a nuestros camaradas cada vez que los encuentran reunidos en número al menos de tres...

Mussolini:

Hacemos lo que vosotros hacéis en Rusia...

Gramsci:

En Rusia hay leyes que se cumplen: vosotros tenéis vuestras leyes...

Mussolini:

Vosotros hacéis redadas formidables. Hacéis muy bien [Risas].

Gramsci:

En realidad, el aparato policíaco del Estado está ya tratando al Partido Comunista como una organización secreta.

Mussolini:

¡No es verdad!

Gramsci:

Se detiene sin imputación especifica alguna a todo el que se encuentra en una reunión de tres personas, por el mero hecho de ser comunista, y se le mete en la cárcel.

Mussolini:

Pero se les libera pronto. ¿Cuántos hay en la cárcel? No los pescamos más que para conocerlos.

Gramsci:

Es una forma de persecución sistemática, que anticipa y justificará la aplicación de la nueva ley. El fascismo adopta los mismos sistemas del gobierno Giolitti. Hacéis como hacían en el sur los maceros giolittianos, que detenían a los electores de la oposición... para conocerlos.

Una voz:

No ha habido más que un caso. Usted no conoce el sur.

Gramsci:

¡Yo soy del sur!

Mussolini:

A propósito de violencias electorales, le recuerdo un artículo de Bordiga que las justifica plenamente.

Paolo Greco:

Su Señoría Gramsci no ha leído ese articulo.

Gramsci:

Ahí no se trata de las violencias fascistas, sino de las nuestras [Rumores e interrupciones]. Nosotros estamos seguros de que representamos a la mayoría de la población, de que representamos los intereses esenciales de la mayoría del pueblo italiano; por eso la violencia proletaria es progresiva y no puede ser sistemática. Vuestra violencia es sistemática y sistemáticamente arbitraria, porque vosotros representáis una minoría destinada a desaparecer [Interrupciones]. Nosotros hemos de decir a la población trabajadora qué es vuestro gobierno, cómo se comporta vuestro gobierno, para organizarla contra vosotros, para ponerla en condiciones de venceros. Es muy probable que también nosotros nos veamos obligados a usar vuestros mismos sistemas, pero como transición y ocasional [Rumores, interrupciones]. Seguro: a adoptar vuestros mismos medios, con la diferencia de que vosotros representáis a la minoría de la población, mientras que nosotros representamos a la mayoría [Interrupciones, rumores].

Farinacci:

Pero entonces, ¿por qué no hacéis la revolución? Usted está destinado a terminar como Bombacci [71]. Le echarán del partido.

71 Miembro primero de la extrema izquierda, luego de la derecha del P.C.d'I., expulsado de éste por unas declaraciones conciliadoras con el Partito Nazionale Fascista.

Gramsci:

Cuando consiguió la unidad nacional, la burguesía italiana era una minoría de la población, pero como representaba los intereses de la mayoría, aunque ésta no la siguiera, pudo mantenerse en el poder. Vosotros venceréis con las armas, pero no tenéis ningún programa, no representáis nada nuevo ni progresivo. Lo único que habéis hecho ha sido enseñar a la vanguardia revolucionaria que sólo las armas deciden en última instancia del éxito de los programas y de la falta de programas... [Interrupciones, comentarios].

Presidente:

¡No interrumpáis!

Gramsci:

Esta ley no conseguirá en absoluto frenar el movimiento que vosotros mismos estáis preparando en el país. Como la masonería pasará en masa al partido fascista y constituirá una tendencia dentro de él, está claro que con esta ley lo que esperáis es impedir el desarrollo de grandes organizaciones obreras y campesinas. Este es el valor real de la ley, su significación verdadera. Algún fascista [72 Mussolini.] recuerda aún nebulosamente las enseñanzas de sus viejos maestros, de cuando era revolucionario y socialista, y cree que una clase no puede mantenerse permanentemente como tal ni desarrollarse hasta la conquista del poder sin tener un partido y una organización que recoja su parte mejor y más consciente. Algo hay de verdad en esa oscura perversión reaccionaria de las enseñanzas de los marxistas. Es sin duda muy difícil que una clase pueda llegar a la solución de sus problemas y a la consecución de las finalidades inscritas en su existencia y en la fuerza general de la sociedad sin que se constituya una vanguardia que conduzca a esa clase a la consecución de aquellos fines. Pero no está dicho que ese enunciado sea siempre verdadero en su mecanicidad exterior para uso de la reacción. La presente ley es una ley que sirve para Italia, que tendrá que aplicarse en Italia, donde la burguesía no ha conseguido de ninguna manera, ni conseguirá nunca, resolver, por de pronto, la cuestión de los campesinos italianos, resolver la cuestión de la Italia meridional. No en vano se presenta esta ley al Parlamento al mismo tiempo que algunos proyectos relativos a la regeneración del sur.

Una voz:

Hable de la masonería.

Gramsci:

Quieren que hable de la masonería. Pero en el título de la ley no se alude siquiera a la masonería, se habla sólo de organizaciones en general. En Italia el capitalismo se ha podido desarrollar en la medida en que el Estado ha apretado a las poblaciones campesinas, especialmente en el sur. Vosotros notáis hoy la urgencia de esos problemas, y por eso prometéis mil millones a Cerdeña, y obras públicas y centenares de millones a todo el sur; pero para hacer la cosa en serio y concretamente tendríais que empezar por devolver a Cerdeña los cien o ciento cincuenta millones de impuestos que arrancáis cada año a la población sarda. Tendríais que devolver al sur los centenares de millones de impuestos que arrancáis cada año a la población meridional.

Mussolini:

¡Como si en Rusia no hicierais pagar los impuestos...!

Una voz:

¡En Rusia roban, no pagan los impuestos!

Gramsci:

Esa no es la cuestión, egregio colega que debería conocer al menos los informes parlamentarios que sobre esas cuestiones existen en las bibliotecas. No se trata del normal mecanismo burgués de los impuestos; se trata de que cada año el Estado extorsiona a las regiones meridionales una suma de impuestos que no devuelve de ninguna manera, ni con servicios de ningún género...

Mussolini:

No es verdad.

Gramsci:

... sumas que el Estado arranca a las poblaciones campesinas meridionales para dar una base al capitalismo de la Italia septentrional [Interrupciones, comentarios]. En este terreno de las contradicciones del sistema capitalista italiano se formará necesariamente, pese a todas las leyes represivas, a pesar de las dificultades para constituir grandes organizaciones, la unión de los obreros y de los campesinos contra el enemigo común. Vosotros, fascistas, vosotros, gobierno fascista, a pesar de toda la demagogia de vuestros discursos, no habéis superado esa contradicción que era ya radical, sino que hasta la habéis hecho sentir más duramente a las clases y a las masas populares. Habéis actuado en esta situación y por la necesidad de esta situación. Habéis añadido más pólvora a la acumulada ya por el desarrollo de la sociedad capitalista, y creéis que con una ley contra las organizaciones vais a suprimir los efectos más modernos de vuestra misma actividad [Interrupciones]. Esta es la cuestión más importante de la discusión de la presente ley: vosotros podéis "conquistar el estado", podéis modificar los códigos, podéis intentar impedir que las organizaciones existan en la forma en que han existido hasta hoy; pero no podéis prevalecer por encima de las condiciones objetivas en las que no tenéis más remedio que moveros. No haréis más que obligar al proletariado a buscar una orientación distinta de la que hasta ahora era la más común en el terreno de la organización de masas. Esto queremos decir al proletariado y a las masas campesinas italianas desde esta tribuna: que las fuerzas revolucionarias italianas no se dejarán aplastar, que vuestro sueño siniestro no conseguirá realizarse [Interrupciones]. Es muy difícil aplicar a una población de 40 millones de habitantes los sistemas de gobierno de Zankov. En Bulgaria hay pocos millones de habitantes, y a pesar de ello y de la ayuda extranjera el Gobierno no consigue dominar a la coalición del Partido Comunista con las fuerzas campesinas revolucionarias. Y en Italia hay 40 millones de habitantes.

Mussolini:

¡El Partido Comunista tiene menos inscritos que el Partido Fascista italiano!

Gramsci:

Pero representa a la clase obrera.

Mussolini:

¡No la representa!

Farinacci:

La traiciona, no la representa.

Gramsci:

Vosotros no contáis con más consenso que el obtenido a palos.

Farinacci:

¡Está hablando de Miglioli! [73].

Gramsci:

Exactamente. El caso Miglioli tiene gran importancia precisamente en el sentido que he indicado antes: que las masas campesinas, incluso las católicas, se orientan hacia la lucha revolucionaria. Ni siquiera los periódicos fascistas habrían protestado contra Miglioli si el fenómeno Miglioli no tuviera esa gran importancia, no indicara una nueva orientación de las fuerzas revolucionarias a causa de vuestra presión sobre las clases trabajadoras. En conclusión: la masonería es la pequeña bandera negra que sirve para que pase la mercancía reaccionaria antiproletaria. No es la masonería lo que os importa. La masonería se convertirá en un ala del fascismo. La ley os sirve para los obreros y los campesinos, los cuales lo comprenderán muy bien por el modo como se aplicará la ley. Decimos a esas masas que no conseguiréis sofocar las manifestaciones organizativas de su vida de clase, porque está contra vosotros todo el desarrollo de la sociedad italiana.

[Interrupciones.]

73 Dirigente campesino, de la izquierda del Partito Popolare italiano; atraído por la política campesina del P.C.d’I. bajo la inspiración de Gramsci llegó a estar en contacto con la I.C. Es uno de los ejemplos más significativos para interpretar la política de Gramsci con los católicos de izquierda.

Presidente:

Repito que no interrumpan. Dejen hablar. Pero usted, diputado Gramsci, no ha hablado de la ley.

Rossoni:

La ley no es contra las organizaciones.

Gramsci:

Diputado Rossoni: Su Señoría misma es un párrafo de la ley contra las organizaciones. Los obreros y los ciudadanos deben saber que no conseguiréis impedir que el movimiento revolucionario se refuerce y se radicalice [Interrupciones, rumores]. Porque sólo él representa hoy la situación de nuestro país... [Interrupciones].

Presidente:

Su Señoría ha repetido ya este concepto tres o cuatro veces. Tenga la bondad. No somos jurados a los que haya que repetir muchas veces las mismas cosas.

Gramsci:

Pues hay que repetirlo; tenéis que oírlo hasta la náusea [Interrupciones, rumores] ... [74] vencerá al fascismo [Comentarios].

74 En el lugar de los puntos suspensivos Gramsci hizo intercalar (en el texto publicado por L'Unitá) la frase "el movimiento revolucionario".

miércoles, 7 de abril de 2010

"Where No Endings End" Keren Ann, 2007.

Send me off shore
It's a cold blooded war
I can't win
I give in
I give in

In the field of my fight
We can wonder all night
Why we have
All this love
All this love

You and I, we were drawn
In the break of the dawn
With the boreal wind
But we can't change the world
No we can't change the world
It's been done
by someone
long ago

Send me off shore
There's a bright semaphore
Calling in

Every wind
Every wind

In the loop of my game
There's a whole life to blame
It's been done
But we won
what we won

You and I, we both run
with a unloaded gun
For the same piece of land
Where no endings end
But we can't change the world
No we can't change the world
It's been done
by someone
long ago

Send me off shore
She's a cold blooded war
I can't win
I give in
I give in

martes, 30 de marzo de 2010

"POEMA 20" Pablo Neruda, 1924.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

viernes, 22 de enero de 2010

"Decreto sobre supresión de honores al Presidente de la Junta y otros funcionarios públicos" Mariano Moreno.

6 de diciembre de 1810.
Orden del dia:

En vano publicaría esta Junta principios liberales, que hagan apreciar á los pueblos el inestimable don de su libertad, si permitiese la continuacion de aquellos prestigios, que por desgracia de la humanidad inventaron los tiranos, para sofocar los sentimientos de la naturaleza Privada la multitud de luces necesarias, para dar su verdadero valor á todas las cosas; reducida por la condicion de sus tareas á no extender sus meditaciones mas allá de sus primeras necesidades; acostumbrada á ver los magistrados y xefes envueltos en un brillo, que deslumbra á los demas, y los separa de su inmediacion; confunde los inciensos y homenages con la autoridad de los que los disfrutan; y jamas se detiene en buscar á el xefe por los titulos que lo constituyen, sino por el voto y condecoraciones con que siempre lo ha visto distinguido. De aquí es, que el usurpador, el déspota, el asesino de su patria arrastra por una calle pública la veneracion y respeto de un gentío inmenso, al paso que carga la exacracion de los filosofos, y las maldiciones de los buenos ciudadanos; y de aquí es, que á presencia de ese aparato exterior, precursor seguro de castigos y todo género de violencias, tiemblan los hombres oprimidos, y se asustan de si mismos, si alguna vez el exceso de opresion les habia hecho pensar en secreto algun remedio.

¡Infelices pueblos los que viven reducidos á una condicion tan humillante! Si el abatimiento de sus espiritus no sofocase todos los pensamientos nobles y generosos, si el sufrimiento continuado de tantos males no hubiese extinguido hasta el deseo de libertarse de ellos, correrían á aquellos paises felices, en que una constitucion justa y liberal dá unicamente á las virtudes el respeto, que los tiranos exigen para los trapos y galones abandonarían sus hogares, huirían de sus domicilios, y dexando anegados á los déspotas en el fiero placer de haber asolado las provincias con sus opresiones, vivirían baxo el dulce dogma de la igualdad que raras veces posee la tierra, porque raras veces lo merecen sus habitantes. ¿Qué comparacion tiene un gran pueblo de esclavos, que con su sangre compra victorias, que aumenten el luxo, las carrozas, las escoltas de los que lo dominan, con una ciudad de hombres libres, en que el magistrado no se distingue de los demas, sino porque hace observar las leyes, y termína las diferencias de sus conciudadanos? Todas las clases del estado se acercan con confianza á los depositarios de la autoridad, porque en los actos sociales han alternado francamente con todos ellos; el pobre explica sus acciones sin timidéz, porque ha conversado muchas veces familiarmente con el juez que le escucha; el magistrado no muestra seño en el tribunal, á hombres que despues podrían despreciarlo en la tertúlia; y sin embargo no mengua el respeto de la magistratura, porque sus decisiones son dictadas por la ley, sostenidas por la constitucion, y executadas por la inflexlble firmeza de hombres justos é incorruptibles.

Se avergonzaría la Junta, y se consideraría acreedora á la indignacion de este generoso pueblo, si desde los primeros momentos de su instalacion, hubiese desmentido una sola vez los sublimes principios, que ha proclamado. Es verdad que consequente á la acta de su ereccion decreto al Presidente en orden de 28 de mayo los mismos honores, que antes se habian dispensado á los vireyes; pero este fue un sacrificio transitorio de sus propios senimientos, que consagró al bien general de este pueblo. La costumbre de ver á los vireyes rodeados de escoltas y condecoraciones habría hecho desmerecer el concepto de la nueva autoridad, si se presentaba desnuda de los mismos realces; quedaba entre nosotros el virey depueso; quedaba una audiencia formada por los principios de divinizacion de los déspotas; y el vulgo que solo se conduce por lo que vé, se resentiría de que sus representantes no gozasen el aparato exterior, de que habian disfrutado los tiranos, y se apoderaría de su espíritu la perjudicial impresion, de que los xefes populares no revestian el elevado caracter, de los que nos venian de España. Esta consideracion precisó á la Junta á decretar honores al Presidente, presentando á el pueblo la misma pompa del antiguo simulacro, hasta que repetidas lecciones lo dispusiesen á recibir sin riesgo de equivocarse el precioso presente de su libertad. Se mortificó bastante la moderacion del Presidente con aquella disposicion, pero fué preciso ceder á la necesidad, y la Junta executo un arbitrio politico, que exigian las circunstancias, salvando al mismo tiempo la pureza de sus intenciones con la declaratoria, de que los demas Vocales no gozasen honores, tratamiento, ni otra clase de distinciones.

Un remedio tan peligroso á los derechos del pueblo, y tan contrario á las intenciones de la Junta, no ha debido durar sino el tiempo muy preciso, para conseguir los justos fines, que se propusieron. Su continuacion sería sumamente arriesgada, pues los hombres sencillos creerían ver un virey en la carroza escoltada, que siempre usaron aquellos xefes; y los malignos nos imputarían miras ambiciosas, que jamas han abrigado nuestros corazones. Tampoco podrían fructificar los principios liberales, que con tanta sinceridad comunicamos; pues el comun de los hombres tiene en los ojos la principal guia de su razon, y no comprenderían la igualdad, que les anunciamos, mientras nos viesen rodeados de la misma pompa y aparato, con que los antiguos déspotas esclavizaron á sus súbditos.

La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en los papeles solamente. Qualquier déspota puede obligar á sus esclavos, á que canten himnos á la libertad; y este cántico maquinal es muy compatible con las cadenas, y opresion de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual á mis conciudadanos, porque me hé de presentar de un modo, que les enseñe, que son menos que yo? Mi superioridad solo existe en el acto de exercer la magistratura, que se me ha confiado; en las demas funciones de la sociedad soy un ciudadano, sin derecho á otras consideraciones, que las que merezca por mis virtudes.

No son estos vanos temores de que un gobierno moderado pueda alguna vez prescindir. Por desgracia de la sociedad existen en todas partes hombres venales y baxos, que no teniendo otros recursos para su fortuna, que los de la vil adulacion, tientan de mil modos á los que mandan, lisongean todas sus pasiones, y tratan de comprar su favor á costa de los derechos, y prerogativas de los demas. Los hombres de bien no siempre están dispuestos ni en ocasion de sostener una batalla en cada tentativa de los bribones; y así se enfria gradualmente el espiritu público, y se pierde el horror a la tirania. Permitasenos el justo desahogo de decir á la faz del mundo, que nuestros conciudadanos han depositado provisoriamente su autoridad en nueve hombres, á quienes jamas trastornará la lisonja, y que juran por lo mas sagrado, que se venera sobre la tierra, no haber dado entra a en sus corazones á un solo pensamiento de ambicion o tirania: pero ya hemos dicho otra vez, que el pueblo no debe contentarse con que seamos justos, sino que debe tratar, de que lo seamos forzosamente. Mañana se celebra el congreso, y se acaba nuestra representacion; es pues un deber nuestro, disipar de tal modo las preocupaciones favorables á la tiranía, que si por desgracia nos sucediesen hombres de sentimientos menos puros, que los nuestros, no encuentren en las costumbres de los pueblos el menor apoyo, para burlarse de sus deréchos. En esta virtud ha acordado la Junta el siguiente reglamento, en cuya puntual é invariable observancia empeña su palabra, y el exercicio de todo su poder.

1º El artículo 8º de la órden del dia 28 de mayo de 1810, queda revocado y anulado en todas sus partes.

2º Habrá desde este dia absoluta, perfecta, é idéntica igualdad entre el Presidente, y demas Vocales de la Junta, sin mas diferencia, que el orden numerario, y gradual de los asientos.

3º Solamente la Junta reunida en actos de etiqueta y ceremonia tendrá los honores militares, escolta, y tratamiento, que están establecidos.

4º Ni el Presidente, ni algun otro individuo de la Junta en particular revestirán carácter público, ni tendrán comitiva, escolta, ó aparato que los distinga de los demas ciudadanos.

5º Todo decreto, oficio, y órden de la Junta deberá ir firmado de ella, debiendo concurrir quatro firmas quando menos con la del respectivo Secretario.

6º Todo empleado, funcionario público, ó ciudadano, que execute órdenes, que no vayan suscriptas en la forma prescripta en el anterior artículo, será responsable á el gobierno de la execucion.

7º Se retirarán todas las centinelas del palacio, dexando solamente las de las puertas de la Fortaleza, y sus bastiones.

8º Se prohibe todo brindis, viva, ó aclamacion pública en favor de individuos particulares de la Junta. Si éstos son justos, vivirán en el corazon de sus conciudadanos: ellos no aprecian bocas, que han sido profanadas con elogios de los tiranos.

9º No se podrá brindar sino por la patria, por sus derechos, por la gloria de nuestras armas, y por objetos generales concernientes á la pública felicidad.

10 Toda persona, que brindase por algun individuo particular de la Junta, será desterrado por seis años.

11 Habiendo echado un brindis D. Atanasio Duarte, con que ofendío la providad del Presidente, y atacó los derechos de la patria, debía perecer en un cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida; pero se destierra perpetuamente de esta ciudad; porque un habitante de Buenos Ayres ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su pais.

12 No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la milicia mercenaria de los tiranos, se prohibe que ningun centinela impida la libre entrada en toda funcion y concurrencia pública á los ciudadanos decentes, que la pretendan. El oficial que quebrante esta regla será depuesto de su empleo.

13 Las esposas de los funcionarios públicos políticos y militares no disfrutarán los honores de armas ni demas prerogativas de sus maridos: estas distinciones las concede el estado á los empleos, y no pueden comunicarse sino á los individuos que los exercen.

14 En las diversiones públicas de toros, ópera, comedia &c. no tendrá la Junta palco, ni lugar determinado: los individuos de ella, que quieran concurrir, comprarán lugar como qualquier ciudadano; el Excmo. Cabildo, á quien toca la presidencia y gobierno de aquellos actos por medio de los individuos comisionados para el efecto, será el que unicamente tenga una posicion de preferencia.

15 Desde este dia queda concluido todo el ceremonial de iglesia con las autoridades civiles: estas no concurren al templo á recibir inciensos, sino á tributarlos al Ser Supremo. Solamente subsiste el recibimiento en la puerta por los canonigos y dignidades en la forma acostumbrada. No habrán coxines, sitial, ni distintivo entre los individuos de la Junta.

16 Este reglamento se publicará en la gazeta, y con esta publicacion se tendrá por circulado á todos los xefes políticos, militares, corporaciones, y vecinos, para su puntual observancia.

Dado en Buenos Ayres en la Sala de la Junta á 6 de diciembre de 1810 = Cornelio de Saavedra. = Miguel de Azcuenaga. = Dr. Manuel de Alberti. = Domingo Mateú. = Juan Larrea. = Dr. Juan José Passo, Secretario. = Dr. Mariano Moreno, Secretario.

[Gaceta de Buenos Aires (1810-1821), cit., p (711): Gaceta correspondiente al 8 de diciembre de 1810.]

lunes, 4 de enero de 2010

"De Todos los Objetos" Bertolt Brecht, 1932.

De todos los objetos, los que más amo
son los usados.
Las vasijas de cobre con abolladuras y bordes aplastados,
los cuchillos y tenedores cuyos mangos de madera
han sido cogidos por-muchas manos. Éstas son las formas
que me parecen más nobles. Esas losas en torno a viejas casas,
desgastadas de haber sido pisadas tantas veces,
esas losas entre las que crece la hierba, me parecen
objetos felices.

Impregnados del uso de muchos,
a menudo transformados, han ido perfeccionando sus
formas y se han hecho preciosos
porque han sido apreciados muchas veces.

Me gustan incluso los fragmentos de esculturas
con los brazos cortados. Vivieron
también para mí. Cayeron porque fueron trasladadas;
si las derribaron, fue porque no estaban muy altas.
Las construcciones casi en ruinas
parecen todavía proyectos sin acabar,
grandiosos; sus bellas medidas
pueden ya imaginarse, pero aún necesitan
de nuestra comprensión. Y, además,
ya sirvieron, ya fueron superadas incluso.
Todas estas cosas me hacen feliz.

Bertolt Brecht.

"Canción del Comerciante" Bertolt Brecht, 1930.

Río abajo hay arroz,
río arriba la gente necesita el arroz.
Si lo guardamos en los silos,
más caro les saldrá luego el arroz.
Los que arrastran las barcas recibirán aún menos.
Y tanto más barato será para mí.
Pero ¿qué es el arroz realmente?

¡Yo qué sé lo que es el arroz!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el arroz.
No sé más que su precio.

Se acerca el invierno, la gente necesita ropa.
Es preciso, pues, comprar algodón
y no darle salida.
Cuando el frío llegue, encarecerán los vestidos.
Las hilanderías pagan jornales excesivos.
En fin, que hay demasiado algodón.
Pero ¿qué es realmente el algodón?

¡Yo qué sé lo que es el algodón!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el algodón.
No sé más que su precio.

El hombre necesita abundante comida
y ello hace que el hombre salga más caro.
Para hacer alimentos se necesitan hombres.
Los cocineros abaratan la comida,
pero la ponen cara los mismos que la comen.
En fin, son demasiado escasos los hombres.
Pero ¿qué es realmente un hombre?

¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
No sé más que su precio.

Bertolt Brecht.

"Refugio Nocturno" Bertolt Brecht, 1931.

Me han contado que en Nueva York,
en la esquina de la calle veintiséis con Broadway,
en los meses de invierno, hay un hombre todas las noches
que, rogando a los transeúntes, procura un refugio
a los desamparados que allí se reúnen.

Al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la
explotación.

Pero algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.

Algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.

Pero al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la
explotación.

Bertolt Brecht.