domingo, 21 de julio de 2013

Para José María Gil Robles - Miguel Hernández, 1939.


MANDADO QUE MANDO A DON GIL DE LAS CALZAS DE CEDA,
a ese que lleva robles a las espaldas del Gil y a las del corazón caca
 
Al Gil, gili, gilipo, gilipolla,
campana sin metal y sin badajo,
mando un millón de veces al carajo,
pues tanto pus episcopal apoya.
 
Su estupidez de carne de cebolla,
su ensotanada hiel, su alma de ajo
y su cara de culo y de gargajo
han de ser más quemados que fue Troya.
 
Vete, mariconazo: se te ha visto
bajo los pantalones el roquete
y bajo la mirada el ano hambriento.
 
Algún día estarás, me cago en Cristo,
dentro del purgatorio de un retrete
enunciando la mierda con tu aliento.
 
MH, 1939

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